viernes, 23 de marzo de 2012

RESEÑA 1: Las premisas del discurso

Adriana de la Peña Leiva es una psicóloga Colombiana, que hizo maestría en Humanidades en la Universidad del Norte y en Educación en la Université De paris Xii (Paris-Val-De-Marne). Ha realizado tres investigaciones en el área de Barranquilla acerca del discurso cristiano y del conflicto y las dinámicas familiares bajo el enfoque psicológico, ha sido docente de tiempo completo en la Corporación Universitaria de la Costa, y en el año 2009 en Colombia publicó el libro, Elementos Básicos de Psicología Social: discursos religiosos y pobreza, una mirada desde la influencia social.
En este libro, Adriana caracteriza al  discurso como un fenómeno práctico, social y cultural que participa en casi todos los escenarios de interacción social de manera formal e informal; afirmando que la religión al surgir por la necesidad que las personas experimentan de relacionarse con un ser de dimensión superior, omnipotente y protector, que dé sentido a la vida, hacen uso del discurso como medio y recurso para suprimir dicha necesidad.
Con esta obra, la autora pretende caracterizar el discurso en unas premisas que a su vez demuestren  influencias en los aspectos sociales y racionales del locutor y oyente.
En primer lugar, el discurso como fenómeno práctico  posee distintos tipos de estructura: la sintaxis, la semántica, la estilística y la retórica que sirven para que el usuario juegue con el orden, el estilo y la coherencia de las palabras; lo que se refiere a relaciones estratégicas con el fin de impactar (2009, Elementos Básicos de la Psicología Social). Lo que significa que este tipo de estructuras da cierta veracidad al discurso, mientras sea ordenado y expositivo, cumpliendo con un cierto prospecto persuasivo mediante la transmisión de ideas dirigidas a un público específico.

Este a su vez es un fenómeno social pues estudia un proceso mental, unas estructuras y jerarquías de un determinado contexto social, ajustándose al modo de este para asentarse al modo del público oyente y que sienta cierta clase de identificación con el locutor, mientras con el tiempo puede también condicionarle con una imposición indirecta o hasta directa de sus propios contextos. 
Por último, es un fenómeno cultural puesto a que al ser un discurso de persuasión, ejerce un tipo de poder y coerción frente a los receptores, donde existe una imposición ideológica, cuya motivación es asegurar que los miembros actúen aportando a ciertos logros de objetivos. La imposición ideológica  penetra con unas ideas, costumbres, ideales, practicas sociales y cotidianas que la hacen ser a la vez una práctica cultural en general.

El discurso como un modo práctico, social y cultural,  representa el modo imperativo en el que el locutor actúa frente a una masa receptora, imponiendo sus ideas en ella, no sin antes moldeándose en un principio un poco al mismo modo de ella para ser bien recibido. La religión, siendo el principal objeto de investigación dentro del discurso, no se difiere en cierta medida a los otros tipos de discurso sean políticos, administrativos etc. puesto a que siempre se busca infundir un ideal y una idea mediante esta forma de comunicación; lo que la difiere del resto es esa incesante necesidad de relacionarse con un ser de dimensiones externas a la de ella, haciendo que la tipología de discurso y los términos sean de modo de proclamación y mayor exaltación bajo un modo espiritual y sobrenatural.

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